Aurelio Biarge, tras recibir la Medalla al Mérito de las Cámaras[/caption]
Aurelio Biarge López, ex secretario general de la Cámara de Comercio de Huesca, ha fallecido hoy a la edad de 83 años. Entre su amplia actividad pública, también cabe destacar su cargo de presidente de la Diputación Provincial de Huesca entre los años 1979 y 1983,
El ex secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de la provincia de Huesca durante s veinte años, Aurelio Biarge, recibió en diciembre de 2003 la Medalla al Mérito de las Cámaras, en un acto que sirvió para homenajear su trayectoria en la institución.
La Medalla al Mérito de las Cámaras, concedida por el Consejo Superior de Cámaras a solicitud del Pleno de la Cámara de Huesca se entregó en un acto en el que los miembros del Pleno y los empleados han reconocido la labor realizada por Aurelio Biarge durante los 40 años de trabajo en la institución.
Biarge, licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, ejerció la abogacía durante 28 años. Accedió a la Cámara en el año 1963 mediante oposición. Desde entonces ocupó distintos puestos y ostentó cargos directivos diversos. Así, en octubre de 1965 asumió el cargo de técnico y se ocupó de las áreas fiscal y posteriormente de comercio exterior, hasta su nombramiento como presidente de la Diputación Provincial de Huesca y consejero de Urbanismo de la Diputación General de Aragón y primer presidente de la Asamblea Autonómica de Aragón durante los primeros años de la transición.
Ha sido secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de Huesca, continua e ininterrumpidamente, durante veinte años, concretamente desde el año 1983. Además, en el ámbito cameral, D. Aurelio Biarge ocupó, entre otros, los siguientes puestos:
- Secretario de la Comisión de Infraestructuras de la COPEF (Asamblea permanente de las Cámaras Españolas y Francesas)
- Secretario del Consejo Regional de Cámaras de Aragón
- Interlocutor permanente con las Cámaras del Sur de Francia.
- Miembro de numerosas comisiones del Consejo Superior de Cámaras.
Reproducimos a continuación el discurso que pronunció Aurelio Biarge tras recibir la Medalla al Mérito de las Cámaras:
Ilmo. Sr. Director General, Presidente, Señores miembros del Pleno de la Cámara, Compañeros de la Cámara, familiares y amigos:
Permitidme que os exprese mi agradecimiento por vuestra presencia en este acto y trasladaros mi profundo agradecimiento por vuestra compañía, por vuestra actitud tan amistosa, y por todo el afecto que me estáis dispensando en esta ocasión, tan relevante para mí como emotiva.
Al recibir esta Medalla al Mérito Cameral no puedo menos que hacer patente mi profundo agradecimiento a los Plenos del Consejo Superior y de esta Cámara Oficial de Comercio e Industria de la provincia de Huesca, por la concesión de tan significada distinción, que me honra enormemente. Quiero también agradecer a mi Presidente, Antonio Ruspira, sus amabilísimas y generosas palabras de ofrecimiento de la Medalla, palabras muy influenciadas sin duda por la amistad y la confianza con que me distingue.
Yo bien sé que las palabras no suelen hacer justicia a los sentimientos y quizá por ésto mis palabras de agradecimiento puedan sonar a formularias y de cortesía. Pero os aseguro que nacen de lo más íntimo de mi ser, cargadas de sensaciones y de sentimientos, conmovido como estoy por un conjunto de recuerdos, de rostros, de nombres, de voces, de vivencias y de situaciones.
Y quiero hacer patente que siempre me he sentido integrado en un colectivo y que siempre he trabajado dentro de un grupo. Por lo tanto, es de justicia compartir esta distinción con muchas personas, y muy especialmente con las de mi entorno de trabajo, mis compañeros y compañeras de esta Cámara de Comercio e Industria, por su colaboración, por su generosidad, por su apoyo, por su esfuerzo, por haber intentado siempre entenderme, y también por haberme soportado. Vayan para todos ellos mis mejores sentimientos. Tened la seguridad de que estarán siempre conmigo
Permitidme además unas pocas palabras, con unas reflexiones e ideas que ya expuse más o menos en mi despedida al Pleno, y que me van a permitir que repita, aun a riesgo de ser como el grillo del prado, que solo se sabe un canto. Me siento un privilegiado, y doy gracias a Dios, por el tiempo que me ha tocado vivir. Un tiempo apasionante de cambios complejos y profundas transformaciones. Un tiempo que merece un juicio global muy favorable, incluso desde posiciones muy críticas. España ha alcanzado, en pacífica convivencia, sin convulsiones ni crispaciones, logros que aun en el imaginario más irreal eran imposibles. Cualquier mirada retrospectiva basta para hacer destacar hechos capitales. Por ejemplo, la pacífica transición a la democracia, a un sistema democrático de libertades sin precedentes en la historia de España. Integración sin traumas como miembro de pleno derecho de España en la Unión Europea, el fin de los intervencionismos nacionales, la desaparición de las fronteras interiores, la uniformización de normas, incluso impositivas, la moneda única, y tantos objetivos cumplidos en pocos años y con increíble naturalidad.
Lo que hoy nos parece tan normal era inconcebible hace no mucho tiempo. La libertad de expresión y de opinión, la libertad de asociación, el sindicalismo, la autonomía de Aragón, y tantas otras cosas que cuando yo terminé mis estudios de Derecho y me incorporé como activo laboral a la sociedad, sólo eran concebibles in ocultis y solamente eran reivindicables desde la clandestinidad. Cuando yo entré en la Cámara, era necesaria la autorización previa para las reuniones del Pleno, y en realidad las actas de los Plenos no estaban aprobadas hasta que recibían el visto bueno del Gobierno Civil. Todo el suceso de cambio y de transformación, he tenido además el privilegio impagable de poderlo interpretar y vivir desde un observatorio excepcional que es esta Cámara de Comercio e Industria de la provincia de Huesca. Desde ella me ha sido fácil auscultar los latidos sociales del entorno y recibir información permanente, con mucha frecuencia temprana, de movimientos y de avances del país. Multitud de episodios hoy casi olvidados o meramente anecdóticos, concitaron voluntades y esfuerzos en muchas personas. Las cosas no están ahí desde siempre. Algunas agotaron todos los registros y escalas de la reivindicación y colmaron la impaciencia y la frustración antes de conseguirlas, y otras, bastantes, todavía están por conseguir.
Los cambios profundos se han dado también en esta Cámara. Y creo que todos los cambios que se han producido merecen, incluso desde las posiciones más críticas, un juicio favorable, global y particular. Quiero recordar aquí a Mateo Estaún, el primer Presidente de la Cámara que conocí, y que en unas condiciones muy poco favorables y en unas condiciones muy distintas y lejanas de las actuales supo encontrar apoyos y arrestos para construir este edificio y adquirir unos terrenos anejos en los que hoy se cifran importantes expectativas. Mi recuerdo también para Gregorio Cabrero, que trajo modernidad a esta Cámara, como persona destacada que era en el concierto internacional como empresario, presidente de IFA Internacional, y que fue el primer Presidente electo en medio siglo de vida de la Cámara. Mi recuerdo a Ignacio Martín-Retortillo, que sacó a la Cámara de casa, potenciando su versión exterior, potenciando extraordinariamente la relación con las otras Cámaras en el contexto nacional e internacional, en el Consejo Superior, en el Consejo de Aragón, del que fue Presidente, de la COPEF, de los consejos regionales franceses de Aquitania y de Midi Pyrénées. Y mi reconocimiento y mis sentimientos extraordinariamente afectuosos al actual Presidente, Antonio Ruspira, con el que no he tenido tiempo ni oportunidad de aburrirme ni una sola hora, porque no me ha dado tregua, y al que he tratado de seguir con criterio y con lealtad en su vertiginosa actividad.
La Cámara está llegando muy bien y muy nítidamente a todos los espacios de la provincia de Huesca, y ha perfeccionado todos los mecanismos de colaboración con los empresarios y con las organizaciones empresariales, especialmente con Ceos, con cuyos Presidentes y Secretarios ha sido para mi un placer trabajar. La Cámara tiende a ser cada vez más, y está muy próxima ya a conseguirlo, una empresa sofisticada de servicios, volcada en interpretar la demanda empresarial y en ofrecer respuestas eficientes y modernas.
Un recuerdo a Saturnino Baquer, que fue mi primer Secretario, a Diego Paz, a César Lorente, a José Luis Meléndez, Secretarios todos ellos de la Cámara, amigos que me han distinguido siempre con su confianza y me han enriquecido con sus conocimientos. Deseo hacer aquí un recordatorio especial de Paloma Abella, la primera (y única) mujer que ha ejercido el máximo cargo directivo en los cien años de historia de esta Cámara. La recuerdo con mis mejores sentimientos de amistad y de admiración.
Para terminar, recordar que no todo está conseguido ni mucho menos, que quedan muchos objetivos por conseguir, y que incluso lo conseguido se ha de conseguir una y otra vez cada día y en cada ocasión. A veces, en el concierto internacional o nacional, en tantos paisajes mediatos o inmediatos , se ve el espejo enturbiado. Hay comportamientos desvariantes que parecen alzarse contra la poca racionalidad que los humanos hemos conquistado. Se escuchan voces de fanatismo, de intransigencia, de insolidaridad, hay planteamientos cada vez más violentos, y emergen dolorosamente, conflictivamente, aspectos de inseguridad, éxodo, terrorismo, pobreza, y encuentro no pocas reservas en la satisfecha autocomplacencia de nuestro narcisista mundo occidental.
Sin embargo, quiero hacer en esta ocasión, en mi ocasión, una llamada al optimismo. Los optimistas no mueven montañas, pero suelen franquearlas. Hay que seguir soñando, hay que seguir siendo optimistas, para convertir lo verosímil en verdadero. Como dijo un pensador que a mi siempre me ha parecido muy importante, José María Marina, el proyecto de la humanidad consiste en pasar de ser animales listos a ser animales dignos. Y en realidad, esto es todo, ni más ni menos. Si fracasamos en ello, por un encanallamiento de la inteligencia, seremos simplemente animales. Hemos de seguir adelante con el convencimiento además de que el pasado nos empuja cuando los pies vacilan. Ojalá que nunca tengamos que repetir las palabras del poeta: “Malditos sones de guerra cuando esperamos el alba”.
Con esto he terminado, y solo me queda rogarle al Director General que traslade al señor Consejero, buen amigo por cierto, el testimonio de mi afecto y de mi consideración. Agradeceros a todos de nuevo vuestra presencia, vuestra compañía, vuestro afecto. Al Pleno de la Cámara, su distinción. Al Presidente sus amables, cariñosas e inmerecidas palabras, y desearos a todos vosotros y a vuestras familias felicidad en estas fiestas de Navidad y mucha alegría, salud, prosperidad y todos los vientos favorables en ese año 2004 que está a la vuelta de la esquina.
Adiós. Hasta luego. Hasta siempre.]]>