El Índice de Precios de Consumo (IPC) de marzo registra un crecimiento mensual de siete décimas con respecto a febrero, principalmente por el aumento de los precios de los carburantes y combustibles y el aumento de precios en el vestido y calzado como consecuencia del comienzo de la nueva temporada. No obstante, en términos interanuales la tasa disminuye en una décima hasta situarse en el 1,9%, nivel que no se registraba desde agosto de 2010.
La inflación subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y los productos energéticos, se mantiene moderada con una tasa interanual del 1,2%. Su diferencia con el IPC general se sitúa en siete décimas, lo que apunta a que se mantendrán contenidas las presiones inflacionistas en los próximos meses. En este primer trimestre hay varios grupos de bienes que mantienen caídas de precios desde el comienzo de año (vestido y calzado, comunicaciones y ocio y cultura). También destaca el comportamiento del sector servicios que tradicionalmente ha mantenido una inflación más elevada que la del índice general por su protección interna a la competencia exterior. Sin embargo ahora, quizá por la falta de demanda interna de la economía española, este sector está conteniendo los precios con especial intensidad. De hecho, para las Cámaras de Comercio, la contención de la inflación se fundamenta en el menor crecimiento, la menor renta disponible, la caída de la demanda interna y las presiones competitivas que está experimentando la economía española. Las Cámaras prevén que, siempre que la evolución de los precios de los carburantes lo permita, la tasa de crecimiento de los precios seguirá moderándose durante los próximos meses para equilibrarse en una tasa ligeramente inferior al 2% en el segundo semestre.
Recuperar la competitividad
El diferencial de inflación con el área euro permanece, por quinto mes consecutivo, favorable a España. Según el indicador adelantado por Eurostat, el IPCA de la zona euro disminuye en el mes de marzo hasta el 2,6% mientras que en España se ha moderado hasta el 1,8%, lo que supone una ganancia en el componente precio de la competitividad y ayuda a recuperar el terreno perdido durante los últimos años. En cualquier caso, las Cámaras consideran que el momento es idóneo para continuar acometiendo medidas y reformas que mejoren nuestra capacidad de crecimiento y la competitividad de las empresas. Así abogan por aunar esfuerzos en el fomento e internacionalización empresarial, en la mejora del entorno en el que se desenvuelven las empresas tomando medidas que mejoren el acceso a la financiación empresarial, la simplificación de la regulación, el desarrollo de la innovación y el apoyo a la formación.