Un buen plan de eficiencia energética podría ahorrar a las pymes 4.450 millones de euros anuales. Una pequeña inversión inicial es sólo el primer paso para empezar a notar la mejora.
La subida de la factura de la luz ha hecho temblar a muchas pymes españolas. Sus gastos se han disparado en este concepto, aunque, en ocasiones, se han visto aún más incrementados por la falta de medidas que potencien su eficiencia energética. Es el caso de un supermercado de Estepona que, tras una auditoría de Grupo Simec, descubrió que podía ahorrar casi 2.000 euros al año sin necesidad de realizar ningún tipo de inversión en equipos o materiales.
Las pequeñas empresas tienen un potencial de ahorro de casi el 26%, según se recoge en el octavo Estudio de eficiencia energética en las pymes, elaborado por Gas Natural. Esto supone más de 4.450 millones de euros que los directivos podrían destinar a otras materias si convirtieran sus negocios en empresas eficientes.
Diferentes Administraciones Públicas cuentan con subvenciones para ayudar a las pymes a reducir este gasto. Por ejemplo, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), ha destinado 168 millones de euros para proyectos de eficiencia, de los que 49 son ayudas directas para firmas del sector industrial.
Iluminación: Aunque depende mucho del sector y del tipo de compañía, la iluminación es la responsable de buena parte de la factura. Pero para abaratarla no es necesario tener una oficina en penumbra, lo que además perjudicaría la salud de los trabajadores, o un escaparate demasiado oscuro que no atraiga a los clientes al interior de la tienda.
Los empresarios son conscientes de ello y es en este apartado en el que más cuidado suelen tener. Muchos de ellos ya han cambiado sus antiguas bombillas por las de bajo consumo, pero la industria ya ofrece las tipo led, mucho más eficientes. Estas últimas tienen una vida media de 40.000 horas frente a las 3.000 de las otras, y su consumo supone casi la mitad -la diferencia es más grande cuantos más vatios tenga-, por lo que finalmente se compensa su precio (alrededor del doble). Por tanto, sustituir las que más horas están encendidas o las que se vayan fundiendo por estas nuevas es una opción altamente recomendable sin necesidad de hacer una inversión grande.
Para las zonas de paso o en las que la presencia de personas no es constante, como los almacenes o los cuartos de baño, los sensores de movimiento pueden llegar a ahorrar hasta la mitad del consumo. A partir de 20 euros se pueden encontrar estos dispositivos, por lo que el gasto no es muy elevado.
Climatización: Calefacciones demasiado fuertes en invierno o aires acondicionados que obligan a llevar una chaqueta en verano son una constante en el mapa empresarial. El Gobierno ha aprobado un real decreto que obligaba en los edificios públicos -y recomendaba en los privados- tener una temperatura interior máxima en invierno de 21º y una mínima en verano de 24º. Cada grado de más -o de menos- supone un incremento del gasto del 7%.
«También es muy importante revisar los equipos y ver qué consumo tienen. Por ejemplo, una caldera de gasóleo tiene frente a las más nuevas un consumo superior de un tercio; y las bombas de calor, tan habituales en los pequeños comercios, envejecen muy rápido y pueden gastar el doble en pocos años», insiste Ramón Silva, director de innovación y desarrollo de servicios energéticos de Gas Natural. La vida útil máxima es, según el experto, de 15 años, aunque depende de su mantenimiento.
Además, un simple toldo en el exterior hace que no entre tanto calor a través del escaparate y sea más económico conservar una temperatura agradable en el local.
Aislamiento: Para mantener el confort, es fundamental que la zona esté bien protegida. Ventanas de doble cristal o el aislamiento bajo los suelos pueden llegar a reducir la pérdida de calor en hasta un 25%.
Éstas son medidas generales que se deberían aplicar en todas las empresas, pero cada una de ellas ha de valorar las particularidades de su sector para aumentar el ahorro. Por ejemplo, cada día son más los bares y supermercados que tienen las cámaras con puertas para que el frío no se escape, mientras que una pastelería debería asegurarse de que su horno mantiene bien los grados en su interior. Además de las máquinas, también hay que revisar el edificio, algo fundamental, por ejemplo, en las paredes de un hotel rural de montaña.
Una auditoría especializada
Algunas medidas, como cambiar una bombilla, son fáciles de tomar, pero para conseguir un ahorro máximo hace falta un análisis profesional. En las auditorías energéticas se estudia, por ejemplo, el gasto actual, los diferentes sistemas con los que cuenta la empresa, qué acciones debería adoptar o la inversión que supone. Con ellas se suele conseguir una rebaja del gasto que ronda el 30%, aunque el empresario debe tener en cuenta que para conseguirlo tiene que hacer un desembolso inicial que implicará adquirir nuevos materiales y equipos más eficientes. Los precios de este tipo de estudios dependen de la superficie del local, así como de los diferentes apartados (iluminación, aislamiento o equipación) que se quieran controlar y medir. Muchos organismos públicos, conscientes de su importancia en el control de gasto para las pymes, cuentan con ayudas puntuales para cubrir este tipo de gastos. Un ejemplo son las publicadas por la Junta de Andalucía, que subvenciona, después de un análisis del examen realizado, las auditorías que hayan supuesto para la pyme un coste superior a los 1.500 euros y que incluyan un análisis profundo y detallado del consumo.
Fuente: Diario Expansión (http://www.expansion.com/pymes/2015/04/21/553676d9e2704e7d608b4577.html)